LONOMIA OBLIQUA
Alargado,
entre pelos y manchas
se retuerce al andar;
de la rama a la piel
apenas un salto.
El roble mece la noche
en hojas secas.
Tiembla la mirada
en el grito ajeno;
un dolor líquido
en mutua unción
antecede a la muerte.
LA MIRADA
Todo el tiempo
reposa en la mirada;
todo el caos del mar
todo el rigor de la lluvia.
Suspendida en la quietud,
trasciende la historia
y vive como si en Venecia
aún revolaran las luces
del Renacimiento.
Un viento de sal en los dientes
vuelve el rostro en el cristal:
La mirada
misterio del fuego.
HUMUS
El rostro tasa la culpa
en un vaivén
de sangre y tiempo.
Justifica el trueno
la naturaleza del tigre
la barbarie del río.
Verdugo de los días,
miente en cada gesto.
Las nubes son fuego
y llueve fuego;
la raíz crece y crece,
devora la tierra.
Los ojos arden,
el silencio quema.
